LAME MI COÑO

Silver se maravillaba del hombre frente a ella, ya que no podía creer que fuera Jason, quien era conocido como el mejor chupador de coños en la escuela secundaria. Su mente estaba adormilada mientras lo admiraba desde sus ojos marrones hasta sus labios rosados, esos labios que usaba para satisfacer a todas las chicas que lo perseguían en la escuela secundaria. Su mirada bajó a su cuerpo sin camisa y maldita sea, sus músculos del brazo estriados resaltaban bajo su atractiva piel pálida. Una gota de sudor se deslizaba por su pecho y a lo largo de los músculos detallados de su six pack, su cuerpo se veía en forma y parecía que había estado haciendo ejercicio últimamente.

—¿Necesitas una mano? —preguntó Jason, ya que había estado quieto durante más de un minuto, esperando pacientemente a que ella aceptara sus manos.

—No, necesito una cabeza —respondió Silver sin querer, ya que no estaba en su sano juicio.