García estaba ahí en la puerta, traumatizada por lo que acababa de ver. No podía creer que esos gemidos ambiguos que no la dejaban dormir anoche provenían de esta habitación. A pesar de ver la verdad frente a ella, aún le resultaba difícil creerlo mientras el flashback de anoche zumbaba dentro de su cabeza; esos gemidos fuertes que la hicieron pensar que podría ser Lorenzo de nuevo, nunca supo que era su propia hija teniendo un sucio affair en su propia casa. Quería ir a verificarlos anoche, enfurecida, pero su marido la detuvo.
Anoche no podía dormir debido a esos sonidos apasionados, tuvo que ponerse audífonos para bloquear los gemidos que la privaban de su sueño.
—Mamá, por favor danos un minuto —suplicó Silver, sacando a García de su aturdimiento. Estaba realmente avergonzada de estar desnuda con un hombre, frente a su madre.
—¡Que sea rápido! —García lo dijo en tono de advertencia antes de dejar la habitación y cerrar la puerta de un portazo para darles un poco de privacidad.