—Mierda, estoy harta —gruñó con rabia Silver y luego lanzó el test de embarazo hacia la encimera. Estaba enfadada porque había pasado casi una hora sentada en el inodoro y ni una gota de orina había salido de ella. Se levantó del retrete, se subió el tanga hasta la cintura y empezó a deambular por el baño hasta que una idea se le ocurrió en la mente. —¿Cómo sabrían que no hice la prueba? —se preguntó a sí misma y soltó una risita. Salió del baño, se puso un vestido rojo y bajó las escaleras.
—Buenos días papá, buenos días mamá —saludó Silver y su padre respondió a su saludo, excepto García que solo tardó unos segundos observándola antes de responderle. Tomó asiento junto a Dante y se unió a ellos para comer.
—Silver, ¿lo hiciste? —preguntó García y Silver asintió con la cabeza en señal de aprobación.
—Mm-mm —murmuró Silver mientras comía.
—Bien —dijo García secamente y continuó comiendo.
Dante se inclinó hacia Silver y le susurró al oído: