—Nunca un chico me ha lamido ahí abajo y como es mi primera vez no sé cómo reaccionar. ¿Y si... me orino en tu cara? Noo —sacudió su cabeza—. No quiero que eso suceda —dijo con firmeza a pesar de que le daba vergüenza decirle eso.
—Entiendo —Dante dijo con calma—. También es mi primera vez y todavía puedo sentirme como tú —admitió.
—Vale, genial. ¿Así que estamos a mano ahora? —Silver preguntó.
—No realmente.
—¿Por qué?
—No me importa si te orinas en mi cara cuando te lama ahí abajo. Solo sé libre conmigo y será divertido.
—Pero.