Belladonna había pensado que él se refería al pueblo como suyo porque había tomado el trono durante aquellos tres días en los que ella había estado inconsciente. Pero pensar que él era el Rey antes, y que Eli había sido quien le quitó el trono, era algo que no esperaba.
Eli era de seguir el protocolo y si se había opuesto a este, entonces debía haber habido una razón. Una buena razón. No podía creer la historia que Alaris había contado al pueblo, él había dicho que habían algunas modificaciones añadidas.
Frustrada, Belladonna pasó su mano sobre su cabeza. La superficie de su cuero cabelludo ya no era tan suave como solía ser, el extremo afilado del pasador de cabello pinchando su palma.
No había manera de que ella creyera nada de lo que Alaris decía sin hablar primero con Eli, era obvio que él tenía un motivo oculto para salvarla.
Alaris era muy inteligente, ella tenía que serlo más.