—Los espíritus atormentados están muy desesperados y se inventarán cualquier mentira para ponerte de su lado —Abuelita lo había dicho hace años cuando le había dicho que se mantuviera alejada del límite—. Si no eres lo suficientemente fuerte, no podrás resistirlos. Es más seguro nunca cruzarse con un Espíritu Atormentado, que esperar escapar de sus tácticas. ¿Me oyes, dulce niña?
Nadia suspiró, mirándose en el espejo y observando las ojeras alrededor de sus ojos. Esta era la segunda vez que tenía la pesadilla, la segunda noche después de su encuentro con el fantasma.
Desde entonces, no había tenido paz. Las palabras del fantasma la perseguían. Incluso mientras estaba en el baño, totalmente despierta y frente a un espejo.
Estas palabras simplemente seguían encontrándola.
Sus dedos separaron su cabello rojo y miró la raíz plateada a través del espejo.