Esa mujer que había estado pidiendo ayuda en el bosque era la mujer mano derecha del Rey.
¿No decían que estaba muerta? ¿Que su cuerpo había sido consumido por las llamas del dragón?
¡Había visto un fantasma!
—¿Estás bien, Nadia?
Su abuelita había preguntado y ella había mentido.
—Sí, abuelita. Solo me distraje un poco en el bosque. Lamento volver tan tarde, no volverá a ocurrir.
¿Cómo se suponía que le contara a su abuelita que había cruzado el límite, y entrado directamente en esa parte del bosque de la que le había advertido que nunca fuera? No solo eso, también había visto exactamente lo que ella le había dicho que vería si cruzaba el límite.
Un espíritu atormentado.