Capítulo 33 - Rayos y Caos

La estupidez se hizo conocida frente al peligro, y un par de piedras rodaron hacia Belladonna desde la oscuridad. La ira ardía en sus ojos. No estaba pensando, no podía. Todo lo que podía escuchar eran esas voces, todo lo que podía sentir era ira, era demasiado abrumador y el deseo de venganza que corría por sus venas no era proporcional a la situación. Era salvaje. Un grito resonó en la noche, sangre salpicó en el aire y un cuerpo cayó inerte desde la ventana de un vecino mientras una cabeza rodaba hacia el suelo.

—¡Donna! —gritó Eli y ella se giró bruscamente hacia él, un momento de cordura regresó a su mente cuando sus ojos se cruzaron con los de él, pero no duró lo suficiente. El poder la tomó y la ira chocó en su mente, transformándola en algo que Eli contempló con miedo, mientras en su mente se reproducían recuerdos de Kestra junto al río. Traumatizado.