Capítulo 36 - En la Cueva Azul Primaveral

Fue demasiado fácil llevarla al manantial de la cueva, a pesar de su resistencia vocal y física. Belladonna podía sentir el rápido y sin esfuerzo vaivén del paso de Eli mientras avanzaban más y más bajo en la cueva.

Antes de que se diera cuenta, estaba hasta el pecho en agua fría y azul.

Las imágenes de la noche en que casi se ahoga se proyectaron ante sus ojos y por un segundo, el pánico ardió en su mente como un incendio, pero él estaba ahí, sosteniéndola contra sí mismo y manteniendo la parte superior de su cuerpo encima del agua, y contra él —su espalda presionada contra su pecho, su mano firme anclada alrededor de su cintura y su voz susurrando palabras reconfortantes—.

—Mírame. Estoy aquí contigo. No estás sola. —Su voz áspera mandó y ella obedeció instintivamente. Su cabeza descansaba sobre su pecho, la humedad de su camisa humedeciendo su cabello muy corto, mientras sus orbes azules eléctricos encontraban paz en los suyos marrones.