Capítulo 4 - Un Amigo Loco

Aniya se estremeció, y Ulima rápidamente limpió la leche con su servilleta.

—Regresa de donde viniste, gusano. —Sus ojos estaban llenos de disculpas, su voz era suave y reconfortante, mientras que las palabras que escapaban de sus labios eran nada menos que ofensivas.

La otra criada, Ganisa, rápidamente se arrodilló al lado de Aniya, limpiándole otras manchas de leche de la piel con su servilleta. Frotó demasiado fuerte en donde no había nada, y Aniya volvió a estremecerse.

—Las manchas que dejo en la tierra son mejores que tú. —Sostuvo la mirada de Aniya, como si le estuviera dando una disculpa.

Confundiendo sus palabras con disculpas, Aniya asintió, diciéndoles que no se preocuparan por ella. Tenía más cosas por preocuparle en ese momento que el dolor punzante en su hombro.

A pesar de alimentarlo, su hijo seguía más caliente de lo que debería en sus brazos. Su preocupación la estaba consumiendo.

Con suerte, podrían entender su idioma.