Con la absoluta confianza de Belladonna en Alaris, él lideró el camino.
En el punto donde el camino se dividía en dos, había una vara de metal con una tabla que tenía los nombres de los dos caminos grabados en ella. Donde el camino estaba enterrado en la tierra, yacía una bestia. Le tomó un tiempo a Alaris matarla, pero lo hizo y de inmediato se convirtió en cenizas después.
Ambos estuvieron de acuerdo en que para el próximo punto de giro, Alaris iría primero por si había alguna bestia esperando por ellos. Belladonna era inútil en combate y solo ralentizaría las cosas en lugar de ayudar.
A medida que se adentraban más en su búsqueda, las cosas empeoraban. Cada fruta que encontraban se convertía en cenizas en cuanto la tocaban, desprendiendo un olor podrido mientras desaparecía.
La tierra estaba seca y cualquier esperanza de encontrar un cuerpo de agua se había perdido.
Agua, comida y hierbas curativas.