Han pasado cuatro años desde que todo cambió.
La ceremonia del prestigioso Premio Pritzker de Arquitectura se estaba celebrando en Roma. El premio de este año había tomado a todos por sorpresa: una completa desconocida había ganado, una joven arquitecta que acababa de cumplir treinta años. El hecho de que fuera americana solo aumentaba el enigma.
La última vez que un americano de treinta años ganó este premio fue Logan Morgan. Pero su reputación se destruyó cuando se descubrió que su diseño ganador no era suyo, sino robado de otro arquitecto. El incidente se convirtió en uno de los mayores escándalos en la historia de la arquitectura, y el comité no solo le despojó del premio, sino que también declaró nulo el premio de ese año. El escándalo sacudió el mundo de la arquitectura hasta sus cimientos, provocando debates sobre la ética y la confianza en la industria.