La perfección nunca ha sido ella; siempre han sido sus diseños. Después de todo, ¿quién entre nosotros puede afirmar ser impecable?
La piel de Miranda resplandecía como la seda, sus labios rojos curvándose en una sonrisa sensual. —Entonces, ¿procedemos ahora con la ceremonia de premiación?
El anfitrión, aún sonriendo, asintió. —Por supuesto, señorita Carter. Pero antes de entregar el trofeo, los jueces y miembros de la prensa tienen algunas preguntas para usted. Necesitará proporcionar respuestas convincentes, y si tiene éxito, el premio será sin duda suyo.
Miranda aceptó el desafío con gracia. —Estoy lista.
La ceremonia continuó...
La presentación del premio duró unas impresionantes siete horas.