*Lena*
Arroyo Carmesí había cambiado totalmente. Casi no lo reconocí. Tiendas negras se extendían al menos por una milla, separadas por filas de verde césped recién cortado. Cestas de flores colgaban de cada esquina de la única calle que atravesaba la aldea, y espesas cortinas cubrían cada ventana contra el sol.
Guerreros caminaban con canastas de suministros, algunos de ellos entrando en las tiendas oscurecidas. Otros se mezclaban con los nuevos "locales", los vampiros que habían escapado de su reino y que se quedaban en Arroyo Carmesí.
Los vampiros estaban envueltos en ropa oscura, sus rostros protegidos por capuchas y gafas de sol. Incluso escuché la risa de niños mientras caminábamos por la aldea hacia la propiedad de Gideon, y el ruido traía una sensación de paz a mi corazón.