Miré el agujero por donde desapareció Soren. La sangre corría en mis oídos y me sentía adormecida. No podía escuchar ni sentir nada. Todo lo que podía hacer era mirar el abismo.
La preocupación se infiltró en mis venas. ¿Habían pasado solo segundos o ya habían transcurrido horas? El tiempo se detuvo por completo y contuve la respiración, esperando que él emergiera.
No esperaba estar preocupada por él, pero sentía que había pasado demasiado tiempo. No se escuchaban sonidos ni movimientos provenientes de la oscuridad.
—Maldita sea —murmuré—. ¡Iba a entrar tras él y averiguar qué había ocurrido!
Me escapé de Ashley, saltando por encima de un trozo de escombros cercano y me lancé directamente hacia el abismo.
Un brazo fuerte rodeó mi cintura y me detuvo en seco. Me sacudí, con el aire saliéndome de los pulmones nuevamente.
Jadeando y respirando con dificultad, traté de recuperar el aliento. Todo lo que podía hacer era mirar con enojo a la persona que me detuvo.
Era Payne esta vez.