Mila
Mientras Soren me guiaba hacia la entrada, Thomas corría detrás de mí, todavía en su forma de lobo.
Volví la mirada y vi a Chandler luchando con Dylan, tratando de agarrarlo y sostenerlo.
La tumba entera seguía temblando y grandes pedazos de roca caían del techo, estrellándose en el suelo y haciéndolo vibrar bajo mis pies.
—¡Deja de comportarte como un niño, imbécil! —Dylan gritó a Chandler.
—No vas a ir a ninguna parte, asesino —Chandler clamó. Agarró la pierna de Dylan y la abrazó fuertemente, como un niño a su madre cuando no quiere que se vaya.
Dylan gruñó y pateó su pierna, tratando de sacudirse a Chandler.
—Vamos, vamos —dijo Soren, instándome hacia la puerta.
Thomas esquivaba de un lado a otro para no ser golpeado. ¡Teníamos que salir de allí antes de que la tumba se derrumbara por completo!
—¡Te quedarás aquí, con mi Luna! —gritó Chandler.
¡BOOM!