Las palabras de Steven no consolaron a Lily. Los sollozos de Lily pronto se convirtieron en un lamento fuerte y lleno de tristeza.
Comparado con Edric, lo que Steven planeaba hacer no era más que una gota en el océano. El dinero era secundario para ella. Ella amaba tanto a Edric. Después de tantos años de esfuerzo y trabajo meticuloso, no podía simplemente renunciar a él.
Frente a Lily llorando, Steven le pasó un pañuelo para que se secara las lágrimas. —No llores, Lily. ¡Definitivamente te encontraré alguien mejor que Edric! —le dijo.
En ese momento, un doctor entró para examinar la condición de Steven. Lily dejó de lamentarse de inmediato. El doctor, notando los ojos enrojecidos de Lily, le dijo:
—El señor Cook estará bien. No tienes por qué preocuparte.