—Desde que tenía memoria, a Eden siempre le había anhelado a su padre. No se le ocurrió que su padre lo hubiera dejado a él y a su madre para comprometerse con otra mujer. En la joven mente de Eden, Edric ya estaba muerto para él. ¡Eadric era un gran mentiroso y Eden lo odiaba!
—No regañes a tu padre así. Eden, en ese entonces él no tuvo otra elección —dijo Irene.
—¿Qué quieres decir con que no tuvo otra elección? —preguntó Eden.
—Significa que tuvo una razón para hacerlo —explicó Irene—. Hay una razón para el compromiso de tu padre con esa mujer.
—¿No fue porque quería casarse con otra mujer? —La escena del anuncio de compromiso de Edric y Lily estaba profundamente arraigada en la mente de Eden.
—No, no quería comprometerse con otra mujer. Eso solo fue para aparentar —aseveró Irene.
—Pero yo lo vi todo. Mamá, no me mientas.
—No te estoy mintiendo. Esa mujer se enfermó. Entonces, se comprometió con ella para cuidarla —afirmó Irene.