—¡Tonto! ¿Crees que puedes salir de aquí sin daño?
La sonrisa en el rostro de Maisy solo hizo que Deborah se sintiera peor. Había hecho muchas cosas malas y sus instintos le decían que algo horrible iba a suceder. Buscó dentro de su bolso su teléfono, planeando contarle a Lily que estaba atrapada, pero segundos después, toda la sangre se drenó de su cara. Su llamada fue recibida por un mensaje pregrabado informándole que se había quedado sin crédito.
Con sus ojos fijados en Deborah, Steven espetó:
—¡Oh, no te molestes. Mis hombres se han asegurado de que no podrás usar tu teléfono. ¡La única ayuda que puedes llamar es a la policía! ¡Vamos! ¡Llama a la policía! ¡Estaré esperando justo aquí!