Gastar mil de plata valió la pena

He Wen temblaba ligeramente. No podía creérselo. Al ver la multitud densa y sentir la intención asesina, todavía no quería rendirse. —Lo creo —dijo, y luego sacó el talismán de escape terrestre que había preparado y lo activó con su poder.

Un pensamiento de autosuficiencia cruzó por su mente. ¡Capturarlo no sería tan fácil!

Pero pronto, se quedó congelado en su lugar. El talismán no funcionaba; no había abandonado ese lugar maldito.

Xie Beihan lo miraba con una expresión burlona. —¿De verdad eres tan estúpido? ¿No te diste cuenta? La oficina del gobierno ha sido preparada con una formación mágica. ¡Nadie puede salir y los talismanes no funcionarán!

La expresión de He Wen se tornó multicolor, sin saber si aterrorizarse o maldecir su destino.

Xie Beihan se rió. —Esta poderosa formación fue naturalmente establecida por mi sexta hermana. Deja de resistirte.

Habiendo aprendido de errores anteriores, Xie Beihan no actuó él mismo sino que ordenó a los guardias capturar a He Wen.