—Sosteniendo el eje de su palpitante polla con mi mano izquierda lamo erótica y lascivamente su hinchado y goteante glande con la punta de mi lengua, girándola rápidamente alrededor de la ranura como él lo hace con mi clítoris. Comienzo con círculos lentos y sensuales acompañados de ligeros golpecitos alrededor del rosado borde. Sus ojos nunca huyen de los míos, más bien la voracidad dentro de ellos se intensifica con cada segundo que pasa. Mi lengua acaricia el sensible frenillo y mi macho gime con éxtasis.
—No creo que pueda aguantar mucho más —una satisfacción florece en mi pecho con sus palabras—. No soy una maestra en esto pero le he hecho perder la cabeza en cuestión de segundos solo con mi boca. Mi macho está indefenso y tengo el control para hacer con él lo que me plazca.