Luna Liz

Después de años de una soledad excruciante, Phobos se me acercó. Una bestia aterradora, mi alma gemela que emergió de los confines de una tormenta estruendosa y despiadada. El hombre que anhelaba. Me tomó por sorpresa y quedé bajo el hechizo que lanzó a través de sus ojos oceánicos. Un hechizo del que no podía liberarme y en ese mismo momento supe que estaba en problemas. En el segundo en que nuestros ojos se encontraron supe que él me traería un sinfín de desdichas.
Éramos amigos de la infancia, él y yo. Phobos, el juvenil gentil y juguetón con el que crecí y al que admiraba como un cachorro, desapareció y fue reemplazado por un bárbaro desalmado, me aterraba mientras mataba a muchos con un parpadeo de sus ojos. Sin remordimientos, sin preocupaciones, su bestia a menudo en control, avanzando y consumiendo sus sentidos. Eran iguales.
¿Cómo puedo conectar con una bestia como él? ¿Cómo puedo hacer que me llame suya? ¿Cómo puedo amar a mi amigo de la infancia que se ha convertido en un monstruo despiadado?

La Reclamación Virgen de la Bestia

Fobos avanza hacia el estudio conmigo siguiéndole de cerca. Hay algunas cosas sobre las que deseo hablar con él.


—No me molesta que seas brusco conmigo, Fobos.


—Sé esto, tu cuerpo se ha acostumbrado a mis maneras. Pero ahora que tengo un poco más de control sobre mi bestia, deseo amar tu cuerpo de una manera más delicada. ¿No es esto lo que tú también quieres, una vez preguntaste por qué era gentil con Moira y no contigo? —¿Cómo recuerda este macho cada cosa que alguna vez le dije o pregunté, incluso cuando yo no lo recuerdo?


—Eso fue en el pasado y tenía mis inseguridades, ahora es diferente.


—Pero yo también deseo amarte de esta manera —él afirma mientras se deja caer en su silla, mirando su mesa de trabajo que posee varios registros que Drakho preparó para él la noche anterior, negociaciones con las manadas más cercanas para la cacería de invierno, intercambios mensuales y más.


Profecía del Vůdce - Parte【3】