—Oh really? Perhaps I was the most beautiful pup during that time but I wonder who was the most beautiful juvenile to you then? —pregunto desafiante, sacando la barbilla solo para que él la muerda con sus dientes como castigo.
—Jamás. Nunca posé mis ojos en alguien más que en ti. Siempre tú, para siempre tú.
—¿Cómo puedo confiar en ti? —preguntó ella.
—Entonces te lo demostraré, a quién siempre he pertenecido y a quien aún pertenezco.
—¿Y cómo lo harás? —Mi pregunta lo hace tomar mi muñeca derecha con picardía y dirigirla hacia su carne solo para forzarla debajo de su camisa y dejarla descubierta contra su firme vientre musculoso.
—Con mi sexy cuerpo y en tus propias palabras, mi polla enorme.
—¡Macho cachondo! —Me río mientras lucho contra él, pero él no suelta su agarre para poder forzar mi palma a deslizarse más abajo por su ardiente calor para que pueda sentir lo que yace entre sus piernas.