Fobos se mueve a la velocidad del relámpago para arrebatar rápidamente la manta del sofá opuesto y me cubre con ella de cabeza a pies. Su palma se asienta en la parte trasera de mi cabeza y me obliga a hundirla en su cuello, ocultando la totalidad de mi ser tembloroso y medio desnudo a la vista.
—¡Mía! —Mi macho gruñe furiosamente mostrando sus caninos a nuestros invitados y yo le doy un golpecito suave en el pecho, advirtiéndole que contenga sus feromonas de Alfa que están saliendo intensamente de sus poros para impregnar el aire.
Después de unos segundos de incómoda quietud absoluta, asomo la mirada a través de la manta hacia Deimos, quien tiene sus ojos apenados pegados al techo mientras mantiene su palma firmemente colocada sobre los ojos de Kal, tapando su vista. —¡Déjame ver, papá! Quiero verlos luchar. —Kal se queja luchando bajo el agarre de su padre para liberarse. ¿Luchar?