De los labios de Qin Bei escapó una leve risa involuntaria. Zhouzhou estaba bien en general, pero a veces podía ser un poco ingenua.
¿Cuál era el punto de tanto alboroto? Solo era actividad sin rumbo. Su risa provocó diversión entre los otros niños, aunque no había mala intención.
Aún así, el rostro de Zhouzhou se sonrojó de vergüenza. Infló sus mejillas y se dirigió al profesor con seriedad:
—Profesor, solo estoy reuniendo energía. En el futuro creceré hasta medir tres metros.
—Ja... —incluso el profesor no pudo evitar reír ante eso. Al captar la mirada angustiada de la pequeña, aclaró su garganta y asintió con una sonrisa—. Sí, te creo, querida. Definitivamente crecerás hasta medir tres metros.
Con su confianza restaurada, Zhouzhou se dirigió felizmente al lugar que el profesor le había señalado.
Ser un poco más baja ahora no importaba mucho; aún quedaban décadas por delante. Cuando crezca hasta medir tres metros, ¡se reirá de ellos por ser un montón de bajitos!