—Romero… Angélica… Cedro…
No importa cuántas veces repase los ingredientes, sigo sintiendo que estoy olvidando algo. Ya llevo días aquí, y las pociones y barreras mágicas son cosas que he estado haciendo mucho antes de haber conocido a Tatum. Carajo, mi tienda en Salem era una de las mejores que existían, y aún así no puedo hacer las cosas bien. Entre las pesadillas y los recuerdos que constantemente inundan mi mente, siento que estoy perdiendo una parte de mí misma.
Y lo odio.
Cassie y Finn han estado encima de mí desde que llegué aquí, esperando que haga algún progreso para resolver su situación rápidamente, pero no lo estoy logrando. Y aunque Tatum ha conseguido que dejen de preguntarme, sé que aún siguen preguntándole a él.
—Cariño, tenemos una visita —llama desde la puerta abierta que da al jardín.