—Algo anda mal.
Mordisqueaba nerviosamente mi labio inferior mientras caminaba de un lado a otro en la sala de estar. Dalia me observaba desde el sofá, luciendo tan ansiosa como me sentía. Habían pasado horas desde que el grupo se había ido, y todavía no habíamos recibido ninguna noticia.
La ansiedad me estaba matando. Todo mi cuerpo estaba tenso y no podía sentarme. Dalia había intentado poner una película, pero sólo logró ponerme aún más nerviosa.
¿Qué estaría pasando en este momento? ¿Habían intercambiado a Giovani? ¿Lograron recuperar a Alessandro? Tal vez lo mataron en el acto, y su cuerpo yacía muerto —al igual que Tallon y Gabriele— y por eso no llamaban. Pasé mi mano por mi pelo, apartándolo de mi cara.
El estrés me iba a matar.
—Nada está mal —Dalia intentó calmarme—. Tallon o Gabriele habrían llamado si algo hubiera pasado. Solo trata de ser paciente.