—Miré a Olivia —alcé la vista con la misma ira justa que yo sentía en mí mismo. Rara vez la había visto enojada y aún más raramente enojada con alguien que no fuera yo. La emoción la hacía brillar, aportando un destello en sus ojos y precisión a sus movimientos. Mi mente divagó hacia el recuerdo de ella levantándose, desnuda y completamente segura de que podía convencerme de dejarla entrar en esta habitación. Entonces, divagó un poco más hacia el hecho de que no llevaba ropa interior
—Pasé mi pulgar ligeramente por el dorso de su mano y deseé poder recogerla, arrastrarla de vuelta a la habitación y aprovechar ese conocimiento. Siempre era hermosa, pero era brillante cuando se defendía a sí misma. Podría verla hacerlo para siempre
—Gabriele carraspeó, y corté mis ojos en su dirección. Levantó una ceja burlona y supe que estaba preguntando si realmente iba a ir a tener sexo en lugar de concentrarme en la misión importante que teníamos entre manos