*Giovani*
Inhalé profundamente y miré a los ojos de mi amada, tan llenos de preocupación. No había pensado en lo que yo quería desde que el doctor dijo que básicamente no tenía esperma viable. Esa nauseabunda culpa se revolvía en mí otra vez, pero me obligué a permanecer en el momento.
—Haré lo que tú quieras, carina —dije sinceramente. Sabía que amaría un bebé con los ojos de Olivia, su risa–pero también amaría a cualquier bebé que adoptáramos igual de bien. Mis propios genes morirían conmigo, al parecer.
Tomé otro bocado de los espaguetis y las albóndigas y dejé que la salsa de mi madre me calmara. Tendría una familia. Tendríamos una familia. Nada más importaba.
Olivia mordisqueaba su labio inferior. —Pero, ¿y si adoptamos un bebé y tiene algún tipo de problema con el que no podamos lidiar? ¿O qué pasa si empezamos a intentar adoptar y tarda años y años?
Acaricié su cabello con la mano. —Está bien, ¿te gustaría entonces intentar la subrogación?