—La mano de Kaden se envolvió alrededor de mi cuello mientras sus labios reclamaban los míos —murmuró Amelia—. Se inclinó sobre mí y la pura dominancia de su presencia fue suficiente para que cruzara con fuerza las piernas y gemiera suavemente. Aprovechó la oportunidad para deslizar su lengua en mi boca y todo lo que pude hacer fue intentar seguir su liderazgo mientras me poseía. Su lengua exploraba el interior de mi boca mientras usaba su mano libre para separar mis muslos y poder acomodarse entre ellos.
—Su mano permaneció en mi cuello mientras la otra subía por mi muslo hasta posarse en mi cadera. Agarró la piel suave con firmeza y enganchó una pierna sobre su cintura para que su dureza rozara la parte más íntima de mí. Cerré los ojos de golpe y un jadeo rasgado salió de mi garganta. Mi coño palpitaba de necesidad y Kaden lo sabía porque murmuró una maldición en voz baja y se alejó de mí.