Freya tarareaba al son de la radio, moviendo la cabeza y las caderas al tiempo que mezclaba la masa de los panqueques. Por alguna razón estaba muy contenta esa mañana, y no, no tenía nada que ver con haber despertado junto a Zack.
—Buenos días, Freya —dijo la voz de Xavier detrás de ella.
Ella se giró y sonrió ampliamente —Buenos días Xavier.
—Pareces estar de buen humor hoy —comentó, levantando una ceja.
—Es uno de esos días —dijo ella, sentándose junto a él en la isla de la cocina—. ¿Qué quieres en tus panqueques?
—Fresas, por favor —bostezó él.
Ella asintió y se puso a trabajar cortando la fruta. Mientras tanto, Xavier daba golpecitos con la mano en la isla como buscando algo.
—¿Has visto mis gotas para los ojos por algún lado?
Ella miró alrededor y las encontró al otro lado de la isla, así que rápidamente se agachó y se las entregó —Aquí tienes.
—Gracias.
Ella lo observó echarse una gota del líquido en cada ojo y apretó los labios.