*Unas horas más tarde*
—Seth. ¡Bienvenido de nuevo! ¿Qué te pareció el parque de atracciones? —exclamaba Alfred, alegremente empujando a Seth hacia su oficina.
—¿Cómo... tú...? —Seth frunció el ceño confundido.
Debió de saber lo que Seth estaba a punto de preguntar, porque inmediatamente respondió:
—Tu padre me llamó para decírmelo. La peor parte fue que estaba ocupado martillando cuando me llamó. A mi compañera le molesto porque tuve que parar por un minuto más o menos.
—¿Qué estabas... Martillando? ¿Carne? —Seth parpadeó varias veces y preguntó.
—Podrías decir eso —soltó una carcajada Alfred con una mirada traviesa.
—Él quiere decir pisar esa pus—Seth ignoró a Virus por el bien de sus inocentes oídos. Por supuesto, él gimió y puso caras en una esquina de su mente, pero aún así no se movió.
Los ojos de cachorro de Virus esta vez no funcionarían con él.