—No puedo creer que hayas aceptado traerla con nosotros —Baldur chasqueó con irritación dentro de la cabeza de Adam.
—No es como si ella o Maeve tomarían un no por respuesta —Adam replicó mientras reajustaba su agarre en las piernas de Ann y cambiaba su posición en su espalda.
—Eres un Alfa, Adam... si no puedes controlar a tu pareja... —Baldur resopló despectivamente.
—Ella es la Reina Alfa por una razón —Adam respondió con un suspiro—. Si eso te molesta tanto, ¿por qué no nos transformamos y te enfrentas a Maeve, eh? Veamos cómo le gusta que le des órdenes.
—Sí, eso pensé —Adam resopló mientras Baldur se arrinconaba en un rincón de su mente y se enrollaba de mala gana.
—¿Todo bien? —Ann preguntó suavemente mientras apretaba los brazos alrededor del cuello de Adam.
—Baldur está molesto porque te traje con nosotros —Adam gruñó.
—Te dije que puedo caminar —Ann frunció el ceño.