—No voy a morir porque una flecha me haya rozado la mano —se mofó Cynthia.
—¿Un rasguño? —Lucian levantó una ceja, mirando la profunda herida en su mano.
Cynthia asintió.
—Su Alteza, debería dejar de ponerse en peligro de esta manera —suspiró, dejando salir su frustración. Parecía que ella había jurado abrazar cada peligro a su alrededor sin preocuparse por su propia seguridad.
—¿Cuándo he hecho eso? —Cynthia sonrió como si realmente nunca hubiera hecho nada que pusiera su vida en peligro.
—Bebe veneno por mí y luego quedas inconsciente durante una semana, luchas contra demonios como un caballero a pesar de ser mujer y te lastimas, atrapas una flecha voladora como si estuvieras atrapando una flor que te lanzan... —Hizo una pausa, para tomar aire.