Miedo

LA ATENCIÓN DE VALERIC se vio repentinamente atraída por el fuerte olor de su perfume, que salía de la habitación a dos puertas de distancia. No podía entender qué podría estar haciendo ella allí, pero dejó su maleta a un lado y se dirigió a la habitación. Giró la perilla y empujó la puerta para exponer el interior de la habitación.

Junto a la cama, Stella estaba, abotonándose el pijama. Se detuvo en lo que estaba haciendo al verlo y arqueó las cejas hacia él.

—¿Qué? —preguntó sin apenas lanzarle una mirada prolongada.

Valeric tomó un respiro corto y agudo. —¿Qué estás haciendo aquí?

Frotándose las mejillas enrojecidas, se sentó en el borde de la cama y le sonrió de medio lado.

—Hoy voy a dormir aquí.

—¿Qué?

—Sí. —Cruzó los brazos. Ahora que estaba claro que no le tenía miedo, ya no era necesario escuchar nada de lo que él dijera. Bien podría ponerse cómoda.

Valeric giró la cabeza hacia un lado, confundido. —Pequeña—¿qué estás diciendo?