Una carta

VALÉRIC parpadeó ante ella, sin tener idea de qué hacer o decir.

—Bueno... Realmente no te dejaré. Estaré aquí, incluso cuando tú

—No. —Stella negó con la cabeza y apretó más su abrazo sobre él. El miedo en sus ojos azules ardía como nunca lo había visto antes, ni siquiera cuando la llevó a su casa por primera vez.

—Está bien. —Él se giró y caminó hacia el sofá. Se sentó con ella descansando en su regazo y comenzó a acariciarle la espalda subconscientemente, reconfortándola sin querer demasiado cálidamente.

Ella se fundió en ello inconscientemente y finalmente acabó quedándose dormida en el sofá con él.

…..

La luz de la madrugada se filtraba suavemente a través de las cortinas, derramando una luz tierna sobre el dormitorio.