El silencio estático resonaba entre los dos, y Valeric parecía sin palabras.
—Bueno, señor Jones, ¡está perdiendo su tiempo! Puede que al principio tuviera miedo de usted, pero ya no. ¿Y sabe por qué? Me di cuenta de que no importa, usted seguirá haciendo lo que quiera. Pero, debería saber esto, nunca le tendré aprecio por ninguna razón, no a alguien horrible como usted. Así que deje de perder el tiempo y siga con sus asuntos una vez que haya terminado de jugar a ser esposo y esposa conmigo.
—¡Ni siquiera te conozco, ni siquiera lo que has escondido detrás de esa estúpida máscara en tu cara! —Ella arrancó su brazo de él y se fue con paso firme.
Valeric parpadeó, su mano se levantó para tocar la máscara, cubriendo horizontalmente la mitad de su rostro. Algo fugaz ardió en sus ojos, y con ella fuera de su vista, pareció endurecerse de nuevo, recuperando algo, si no todo, de su presencia anterior como una fría noche de invierno.