—Stella estaba confundida, preguntándose qué estaba ocurriendo. Pero aun así, hizo lo que él quería y cerró los ojos.
—Uno —Vicente.
Vicente.
Vicente.
Vicente.
Vicente.
Él era todo en lo que podía pensar, las únicas palabras retumbando en su cabeza, evitando que incluso hiciera lo que el hombre a su lado quería. Y al último quinto número, no fue capaz de decirle ni una sola palabra.
—¿Cómo podría? —Ella estaba en conflicto y confundida, sin saber qué pensar, qué decir, o qué hacer. —Vicente es el hombre al que ama, no... Valeric.
El corazón vacío de Valéric se congeló convirtiéndose en un trozo de plomo por su falta de respuesta. La sensación era extraña, pero era un dolor que le atravesaba como una bala. No dijo nada, pero se levantó para irse.