¡¡POR FAVOR, NO DESBLOQUEAR!!

Valeric no pudo evitar la sonrisa que se dibujaba en sus labios cuando sintió sus dedos hundirse en sus sedosos mechones negros y tirar de su cabeza hacia ella, de modo que su frente reposara sobre su hombro.

—¿Era esto un abrazo? —No estaba seguro, pero la sintió acariciar su nuca, antes de enredar los dedos en su cabello y empezar a cepillarlo hacia adelante y hacia atrás.

Stella suspiró contenta y cerró los ojos como si quisiera absorber el alivio y la paz. —No estaba segura de qué era, pero había algo en tocar su cabello que le traía paz. Se había sentido así desde el primer día —ese segundo en que posó sus ojos en ellos en la casa de su padre. No solo era perfecto, sino que era tan suave al tacto y siempre mantenía un agradable olor a su champú, el cual había pensado en usar a veces si a él no le importaba.