Capítulo Equivocado

—No veo a mis hermanas por ningún lado. ¿Dónde están? —miró a su alrededor buscándolas y el señor Ferguson, quien sabía que debía mostrar una buena fachada, trató de proporcionar una sonrisa.

—No están aquí en este momento.

—Oh. Qué pena. Tenía ganas de conocerlas. Las he extrañado, bastante en realidad.

—Estoy seguro de que sí —sus ojos se estrecharon en una delgada línea.

Valeric, que podía saborear muy bien la mala intención rezumando solo de los ojos del anciano, se encorvó para mirar directamente en sus pupilas azules.

—Te cegaré —dijo fríamente con expresión impasible—. Odio que tengas sus ojos.

El señor Ferguson tragó y de inmediato dio dos tambaleantes pasos hacia atrás.

—De-dejaré que disfruten su velada —y salió corriendo, dejando a los dos solos. Stella miró a Valeric y le pegó en el brazo—. ¡Lo asustaste!

—¿Lo hice?

—Tú... —pero entonces, sintió una mirada intensa sobre ella, una que algo en su interior juraría conocer.

Vincent. Era él, tenía que ser él.