Las tres damas se habían puesto un conjunto de dos piezas antes de partir. Esme se sentía completamente cómoda en el largo y ajustado vestido de color plata mate que llevaba, y tenía una atrevida abertura que coqueteaba con su cintura en ambos lados.
Cada paso que daba revelaba el par de polainas de cintura alta debajo, como un evento sorpresa para cualquiera que observara. Altea había optado por algo similar, pero en rojo, mientras que Revana se había decidido por una túnica larga y ajustada de color oscuro y un par de polainas de cintura alta con rodillas reforzadas.
A medida que las tres avanzaban más profundo en el maldito lugar, Esme notaba las miradas que arrastraban en su dirección. Algunas estaban llenas de atracción, otras brillaban con curiosidad y unas pocas estaban teñidas de celos, aunque no podía comprender del todo qué justificaba tanta envidia ya que ropa así era algo normal aquí.