¿Aún me aceptarás?

La atención de Esme volvió al espejo, una sonrisa tranquila iluminando sus labios mientras observaba cómo la mano de Donovan se levantaba hacia la parte trasera de su cabeza, sus dedos rozando el lugar donde ella había atado su venda en un delicado lazo anidado en su cabello blanco plateado.

Sus dedos exploraron el lazo con una curiosidad tentativa, casi infantil, su ceño frunciéndose al no poder identificar su obra. —¿Qué... es esto? —preguntó, su voz teñida de confusión mientras sus dedos se demoraban sobre el nudo desconocido.

—Es solo un pequeño lazo —respondió Esme, avanzando para guiar suavemente su mano—. Intenta no tocarlo. Si sigues tirando, se deshará. —Suavizó su tono, con un toque de travesura juguetona en sus palabras—. Además, te queda bien. No querrías arruinar tu nuevo look, ¿verdad?