La cama está fría

—¿A qué te refieres con por qué el trato especial? —preguntó Kangee—. ¿No es así como siempre te han tratado? El trato especial es tu norma, ¿no es así?

Esme se acomodó en la silla frente a su tocador, el suave resplandor de su lámpara lanzaba un cálido halo a su alrededor. Una pequeña sonrisa melancólica se dibujaba en sus labios mientras encontraba la mirada de Kangee.

—No —murmuró ella, sus dedos recorriendo las tallas de su tocador—. Es totalmente diferente porque fuiste tú y Donovan quienes hicieron esto por mí. Eso solo hace toda la diferencia, Kangee.

—Pero, ¿necesito una razón para preparar un baño para mi dama? —preguntó Donovan, su voz profunda, tanto suave como inquebrantable, se deslizó por la habitación. Se acercó más, el calor de su presencia calentándola más que el fuego crepitante cercano.