Cuando su invitada se retiró a su habitación por la noche, Esme se retiró a la suya, su cabeza palpitante con un dolor que le pulsaba en la sien. Se hundió en el borde de su cama y sus pensamientos giraron con una tormenta de incredulidad y frustración.
—¿Podría ser realmente posible que Donovan—su Donovan— fuese la razón por la que le faltaba un lobo? La mera noción se sentía tan absurda. Seguramente, su tía había malentendido algo o, peor aún, había sido manipulada por sus parientes para intervenir en su vida. No sería la primera vez que habían ideado algún plan para trastocar su vida justo cuando comenzaba a acomodarse.
Puesto que la casa de su tía estaba intacta y segura, quizás sería mejor sugerir que ella regresara allí. Ahora mismo, lo último que quiere es verse arrastrada a otro lío, especialmente cuando su relación con Donovan parece mejorar con cada día que pasa.