La expresión de Aiden no destilaba ni un ápice de calidez. Parecía haber hecho una pausa para escuchar a Gianna hablar tanto, lo que le dio la confianza para esperar una respuesta. Pero debería haber sabido que esa confianza era lo suficientemente imposible.
Y recibir una explicación de su Tío era una de esas cosas imposibles.
—¿Qué te dio la confianza de que me importaría explicarte? —el tono gélido de Aiden cortó el aire, enviando un escalofrío por la espina dorsal de Gianna.
Ella se quedó momentáneamente congelada, sin palabras. Había hablado tanto, esperando hacerle entender que Arwen no era una simple amiga para ella, que no era alguien a quien él pudiera menospreciar o intimidar. Pero ahora, parecía que sus palabras habían caído en oídos sordos.
¿No estaba siendo lo suficientemente expresiva? ¿O era él, quien carecía enormemente de inteligencia emocional?