—Entonces, ¿me estás diciendo que lo que viste en tu sueño anoche no era realmente un sueño, sino algo que has experimentado en el pasado? —cuestionó Gianna, justo después de que escuchó a Arwen explicárselo todo. Desde el sueño hasta lo que había visto y lo que había sentido al respecto.
La expresión de Arwen era tan complicada como lo había sido la noche anterior. Simplemente se encogió de hombros y respondió.
—No sé. Estoy confundida.
—¿Sobre qué estás confundida, Arwen? —preguntó Gianna, todavía sin entender del todo qué era lo que confundía a Arwen exactamente—. Puede ser un sueño, o no puede serlo. Solo tienes que pensar y luego decidir si fue algo que construiste a partir de tu imaginación o algo que realmente experimentaste en realidad.
Como si fuera tan simple como lo expresó en palabras…
Arwen negó con la cabeza, incapaz de explicar.
De pie, se giró y caminó hacia la ventana.
—No es tan fácil como eso, Anna. No puedo explicártelo.