Jael arqueó una ceja ante su apariencia que no podía ser nada bonita.
Caspian no se dio cuenta de que la lluvia había hecho su camisa transparente, no hasta que Asher lo atrajo contra él sin previo aviso, haciendo un gesto grosero a Jael y a los hombres detrás de él.
Inmediatamente captaron la indirecta y apartaron la mirada.
Caspian nunca había estado tan aliviado de quitarse la ropa, entrando en la ducha esperando que Asher se uniera a él.
Salió envuelto en una toalla, con un pequeño ceño en la frente al ver a Asher apoyado contra la pared del baño.
Tragó las palabras que estaba a punto de decir, el calor en los ojos de Asher era suficiente explicación.
Cuando salieron del dormitorio, todos los hombres ya se habían ido, Jael estaba sentado en el sofá.
—Los hombres ya están de camino de regreso a Haines —les informó, levantándose.
La lluvia había parado en ese momento, y como no tenían mucho equipaje, hacer las maletas sólo les tomó unos minutos.