Jael podía entender completamente la aprensión de Asher ante seguir el consejo del médico, Caspian se rompía con tanta facilidad.
—¿A dónde fuiste? —El Omega bostezó y se estiró.
—Di un breve paseo hasta el estacionamiento, me cansé de estar sentado —mintió con facilidad.
La respuesta de Caspian fue amortiguada, satisfecho con su excusa, dio media vuelta y se arrastró de vuelta a su rincón.
Los labios de Jael se retorcieron en diversión, preguntándose si Caspian aún estaría medio dormido.
Rápidamente fue a comprobar cómo estaba y no le sorprendió encontrarlo acurrucado sobre la lujosa alfombra, dormido profundamente.
Jael había estado preocupado de que traer a Caspian aquí podría salir mal, pero el Omega se había adaptado de inmediato.
Volvió al trabajo para distraerse, con las líneas telefónicas sonando constantemente.
Cuando el sol empezó a ponerse, dio por terminado el día. Era una nueva rutina para él porque necesitaba volver a tiempo para cenar con Caspian.