-Capítulo 224-

—No quiero verte a menos de diez pies del ala principal —Arthur emitió el veredicto.

—Entendido —dijo Lake en voz baja—. Había esperado eso.

—Y a partir de hoy, serás reasignado a la lavandería —Arthur agregó, sus ojos marrones lodosos triunfantes—. Y quiero que comiences lavando las cortinas de la planta baja.

Lake podía sentir el agotamiento invadiéndolo mientras Arthur decía eso.

Había trabajado como personal de la casa lo suficiente como para no recibir tareas como esa, pero sabía que Arthur solo buscaba una razón para castigarlo.

—Entendido —repitió, esperando que el mayordomo le agregara más trabajo.

Para su sorpresa, ahí terminó, Arthur dándole la espalda con desdén, sus astutos ojos mirándolo abiertamente a la corbata alrededor de su cuello.

—Los accesorios son mal vistos mientras se trabaja —escupió.

La mano de Lake fue instintivamente hacia ella, preocupado de que el mayordomo intentara alcanzarla.

—Tengo una mala erupción —mintió con rostro imperturbable.