Refunfuñando, Keith cedió y se unió a Caspian en el asiento trasero.
—¿Es realmente tan malo sentarse conmigo? —bromeó Caspian, tomando su bebida de Lake, quien se la pasó desde el asiento delantero.
Keith se relajó contra el asiento ante la actitud informal de Caspian con la situación. —No, tú no me robarías el asiento —dijo lo suficientemente alto como para que Lake escuchara.
Su tono era ligero, ya había superado la sorpresa inicial y ahora seguía el juego.
Lake fingió no escucharlo desde el asiento del copiloto, dando a Peter direcciones para su apartamento.
Probó con cautela la bebida que había conseguido, cerrando los ojos brevemente.
No le gustaba en absoluto la sensación de que era como tener un bocado del Rey de la Mafia Davian, y Caspian le había traído también un vaso grande.
—¿Quieres intercambiar bebidas? —Se giró para preguntarle a Keith.